Hidalgo tiene actualmente la tasa más alta de robo de combustible en México, con dos mil 675 tomas clandestinas registradas entre enero y junio de este año. Al mismo tiempo, la tasa de homicidios del estado aumentó un 28.6 por ciento entre enero y septiembre, según datos del Consejo Nacional de Seguridad (CNS) de México. En 2021, Hidalgo registró 284 asesinatos, lo que llevó su tasa de homicidios a un mínimo en los últimos cinco años.
Por Peeter Appleby
Ciudad de México, 17 de noviembre (InSightCrime).- El estado de Hidalgo, México, que tradicionalmente ha sido pacífico, está experimentando un rápido aumento de la violencia relacionada con el robo de petróleo, lo que demuestra que las promesas del Gobierno para acabar con esta economía criminal se han quedado cortas.
El director de Seguridad Pública de la ciudad de Metepec, Hidalgo, Fausto Aparicio Herrera, fue secuestrado el 16 de noviembre cuando al parecer regresaba de una operación policial durante la cual las fuerzas de seguridad se enfrentaron con huachicholeros (como se les conoce a los ladrones de petróleo).
Este es el más reciente episodio de una serie de enfrentamientos entre las autoridades y los huachicoleros.
Desde que el Gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca Salazar, asumió el cargo en septiembre de este año, estableció el control del robo de petróleo como una de sus prioridades. Según el periódico Milenio, durante el primer mes de su administración se abrieron al menos 125 investigaciones policiales en torno al robo de petróleo. Además, entre principios de septiembre y principios de noviembre se recuperaron más de 156 mil litros de petróleo, según el Secretario de Seguridad de Hidalgo, Salvador Cruz Neti.
Y el 1 de noviembre, un cruce de disparos entre presuntos huachicoleros habría dejado un saldo de tres personas muertas en la ciudad de Tepatitlán, Hidalgo. Esto ocurrió poco después de que un agente de policía muriera después de ser golpeado por una turba mientras intentaba arrestar a un presunto líder huachicolero en Tulancingo, como informó La Jornada.
El problema no ocurre sólo en Hidalgo. A nivel nacional, México ha experimentado un resurgimiento en el robo de petróleo después de una caída durante un breve periodo debido a los esfuerzos del Presidente López Obrador, quien hizo de la erradicación del huachicol un objetivo principal durante su Presidencia.
Según el periódico Excélsior, el robo de petróleo aumentó un 24 por ciento entre abril y octubre de este año. Como respuesta, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) de México ha aumentado en un 60 por ciento la custodia de la red de oleoductos de 34 mil kilómetros del país, por lo que ahora hay tres mil 350 miembros de las fuerzas de seguridad en esta función.
ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME
El problema de seguridad de Hidalgo está estrechamente ligado al robo de petróleo, tal vez más que en cualquier otro estado de México.
En el estado se encuentra la refinería de Tula, la más activa de México, y su territorio es atravesado por múltiples oleoductos. La refinería abastece gran parte de la demanda de la Ciudad de México, justo al suroeste, y de la región El Bajío, al norte, centro de transporte y logística del país.
Hidalgo también cuenta con oleoductos de gas licuado de petróleo (GLP), el favorito de las bandas de robo de petróleo tras el cierre de los oleoductos por López Obrador a principios de 2019. Según Bloomberg, las tomas clandestinas para obtener GLP, el combustible que utilizan tres cuartas partes de los hogares mexicanos para cocinar, aumentaron un mil por ciento entre 2018 y 2021.
El Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador ha priorizado durante mucho tiempo el robo de petróleo como un tema de seguridad que se debe detener. Hidalgo hace parte esencial de esta estrategia, especialmente después de que la explosión de un oleoducto debido a una toma clandestina causara la muerte de 137 personas en enero de 2019.
Al principio, los resultados fueron evidentes: en los primeros meses de 2019, la cantidad total de petróleo robado disminuyó 93 por ciento interanual. Pero esto no duró mucho tiempo: en 2021, México registró un récord en la cantidad de tomas ilegales.
Dado que el mercado negro de petróleo también está aumentando debido al alza de los precios de la gasolina y la agudización de la pobreza, los grupos criminales de México están sacando cada vez más provecho. En Hidalgo, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se ha convertido en líder del robo de petróleo, junto con otros grupos como los Zetas Vieja Escuela y Pueblos Unidos.